Investigadores del Instituto de Agroquímica y tecnología de los Alimentos (CSIC) comenzaron a utilizar subproductos de la industria alimentaria para elaborar un envase compostable. Esto podría reducir el uso de materiales no renovables para la industria del envasado de productos.
Reducir la producción de plásticos y reducir el desperdicio de comida son dos problemas que hoy necesitan rápida solución, y es el objetivo de la bioeconomía circular marcada por la Unión Europea (UE).
Con este objetivo nació el proyecto europeo Ypack de 2018, que comenzó a desarrollar tres productos compostables a partir de suero de queso y cáscaras de almendras, como por ejemplo una bandeja y dos películas de contacto alimentario.
Luego de varios años de investigación, un equipo liderado por el Instituto de Agroquímica y tecnología de los Alimentos (IATA) elabora un envase activo y biodegradable, capaz de alargar la vida útil de algunos alimentos hasta 48 días y que, además, puede desintegrarse antes de los 90.
Para elaborar los envases ideados optaron por los polihidroxialcanoatos (PHAs), es decir, poliésteres producidos en la naturaleza por microorganismos. Esto significa que la degradación biológica del envase se produce en un tiempo máximo de 90 días luego de desecharse. Esto es posible debido a que los investigadores incorporaron a la fórmula el material sostenible poli (3-hidroxibutirato-co-3hidroxivalerato), un polímero conocido como PHBV que se produce a partir de suero de queso y se abarata con cáscaras de almendras.
Adicionalmente, buscaron elaborar un recipiente activo que conservara a los productos frescos por más tiempo. Lo consiguieron a través de dos ingredientes: óxido de zinc y aceite esencial de orégano, que, al ser incorporados al polímero PHBV este mostró efectos antimicrobianos frente a dos bacterias que pueden causar intoxicación alimentaria: Staphylococcus aureus (estafilococo dorado) y Escherichia coli.
Es así como, en mayo de 2020, presentaron tres productos biodegradables para el envasado de alimentos: una bandeja y dos películas de contacto alimentario de alta barrera al oxígeno, una de ellas con propiedades activas antioxidantes y antimicrobianas.
A pesar de cumplir con el espíritu de la Directiva de la UE, no se logró escalar la producción de la película activa debido a algunas barreras legislativas, por lo que el proyecto deja una tarea pendiente, la de combinar las necesidades del mercado, las regulaciones de la UE y el desarrollo de innovadores materiales de embalaje.