El mercado de materias primas se enfrenta a una importante subida de precios, situación que podría convertirse en un periodo de tiempo prolongado de impacto significativo. Según los índices de Bloomberg, el indicador de las materias primas se disparó hasta alcanzar un máximo histórico, haciendo que el índice subiera más de un 90%.
Como consecuencia, la demanda de aluminio se ha elevado en todo el mundo. El sector se enfrenta a una escasez de oferta que está provocando precios más altos que se sostienen a corto y mediano plazo. Esta demanda se hace más contundente con el auge y crecimiento de sectores como el de los vehículos eléctricos y la energía solar.
Por diferentes circunstancias, múltiples industrias relacionadas con el uso del metal para productos de uso final, por ejemplo la industria automotriz, en la que México es uno de los líderes, está enfrentando un escenario crítico debido al encarecimiento de los semiconductores y de los metales, principalmente el aluminio, que está en el centro de la conversación del sector, pues provoca un mayor gasto, un aumento de la demanda y una mayor escasez. Las consecuencias de lo anterior son generalizadas y afectan incluso al consumidor final, ya que al faltar la materia prima del aluminio, los coches se encarecen como consecuencia directa, con un precio final de entre un 15 y 20% más, lo que dificulta su compra.
Ante este panorama, es evidente la necesidad de una alternativa que proporcione una salida económica a los mercados sustentados en el metal. El reciclaje se convierte en una opción destacada, sin embargo, desde el uso doméstico hasta el industrial, ¿por qué es verdaderamente importante reciclar el metal?
Derivado de los múltiples usos, se generan multitud de residuos metálicos que se conocen popularmente como “chatarra no ferrosa”. El reciclaje del metal tiene una amplia gama de beneficios medioambientales y económicos. La razón por la que el metal es adecuado para el reciclaje es que se pueden utilizar materiales reciclados para diversos fines. Hoy en día, nos encontramos con que el reciclaje de chatarra contribuye a ahorrar tiempo y valiosos recursos naturales. El reciclaje de aluminio, por ejemplo, consume un 95% menos de energía que la producción de material primario.
Prácticamente todos los metales pueden reciclarse. Algunos de ellos, como el aluminio, pueden reciclarse indefinidamente sin perder sus propiedades ni su calidad. Por lo tanto, se puede estar seguro de que las posibilidades de recuperación de los diferentes metales reciclados son muy altas. El aluminio, al ser un material fácil de procesar, puede utilizarse para muchos fines tras su recuperación.
Julio Barrientos, Recycling Sales Manager de TOMRA en México, comenta: “el proceso de reciclaje de chatarra es similar al proceso de reciclaje habitual, pero difiere dependiendo de la aplicación, el material de entrada, el diseño del proceso de la planta y el objetivo del reciclador. Un ejemplo del proceso de clasificación es el siguiente: una vez acopiados y triturados a un tamaño adecuado para su procesamiento, los metales se someten a un primer paso de limpieza con un separador de corrientes de Foucault. En el mejor de los casos, y para conseguir los mejores resultados, las fracciones no ferrosas restantes se procesan posteriormente mediante tecnologías de clasificación basadas en sensores para recuperar los metales pesados y crear un producto de aluminio limpio que cumpla las especificaciones requeridas en términos de composición”.
El reciclaje de chatarra tiene un claro incentivo económico ya que ofrece la posibilidad de convertir los metales en beneficios. Los metales son valiosos, lo que supone un poderoso motor para hacer obtener el mejor aprovechamiento de ellos, acopiar y reciclar los materiales. Así como el reciclaje en general ofrece muchas ventajas, el aprovechamiento de metales no es una excepción, y algunos beneficios que se pueden obtener son:
1. Transición hacia una economía circular de los metales.
El metal se extrae de la tierra a través de la minería y se produce a partir de minerales escasos o de difícil acceso por lo que, con el tiempo, las zonas excavadas tienden a agotarse. Al proporcionar una alternativa al mineral virgen, el reciclaje de metales ayuda a reducir efectos devastadores como la erosión del suelo. Las operaciones mineras no sólo destruyen hábitats naturales, sino que también contaminan el aire, el agua y el suelo circundantes. Aunque es difícil deshacer lo que ya se ha hecho a la atmósfera en términos de agotamiento de la capa de ozono y calentamiento global, todavía es posible dejar de causar más daños. Esto puede hacerse adoptando el reciclaje de metales y otros residuos sólidos.
“El reciclaje de metales conserva los recursos naturales reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 300 o 500 millones de toneladas, de acuerdo con el Instituto de Industrias de Reciclaje de Chatarra (ISRI), utilizando menos energía que la fabricación de metales a partir de fuentes vírgenes”, añade Barrientos.
La recolección de toda la chatarra disponible no sólo es una iniciativa de reducción de emisiones sino también una importante oportunidad económica que puede ayudar a salvaguardar la industria metalúrgica mexicana al satisfacer la creciente demanda de aluminio. Gracias a los elevados índices de clasificación de los residuos de metal y a las bajas pérdidas cualitativas del metal al fundirlo, se obtiene una calidad óptima que puede utilizarse en aplicaciones de alto valor, lo que garantiza que los materiales se mantengan en uso continuo y se reduzca el uso de materiales primarios.
Un sistema circular impulsa la utilización de la chatarra no ferrosa, a través de un proceso completo que culmina en las instalaciones de reciclaje, refundición y refinado, así como una clasificación más eficiente dentro de la cadena de valor global para mejorar la calidad y la cantidad del material recuperado.
2. Desarrollo económico
A través del reciclaje, la industria puede ahorrar mucho dinero que podría utilizarse para aplicar mejoras que ayuden aún más al medio ambiente, ya que al disponer de más material procedente del reciclaje, las cadenas de suministro se vuelven más fluidas, lo que ayuda a optimizar los procesos industriales y a conseguir una mayor gama de utilización.
A nivel local, la recuperación de la chatarra ayuda a promover el reciclaje a mayor escala, maximizando la utilización del metal reciclado en otros mercados. Preferiblemente, este material debería permanecer en el mercado local, ser procesada, reciclada y comercializada localmente en lugar de ser exportada. En realidad, esto es inevitable dadas las numerosas restricciones a las exportaciones de residuos y, además, ahorra las emisiones de CO2 que se derivarían de los transportes transfronterizos. Y está claro que hay un número creciente de industrias y mercados que pueden beneficiarse de estos residuos para satisfacer sus necesidades económicas y de crecimiento. El reciclaje del material no ferroso también puede seguir produciendo más empleos y reducir los efectos negativos de los vertederos.
3. La omnipresencia de los metales
Desde los teléfonos inteligentes, y televisiones, hasta los coches y los nuevos edificios, los residuos no férricos pueden terminar en una variedad de productos disponibles para crear innovaciones que mejoran la vida de todos. Un ejemplo es el aluminio reciclado que se utiliza en todo tipo de productos, desde la industria aeronáutica hasta los artículos deportivos. Especialmente en el sector automotriz tiene como objetivo producir coches más ligeros y, por tanto, necesita aluminio, preferiblemente en su forma reciclada.
El reciclaje de chatarra pretende inculcar un modo de vida sostenible a las comunidades, las familias y los individuos a través de la reutilización consciente de los productos, ayudando así al cuidado del medio ambiente y a la preservación de los recursos. Los usuarios finales aprenden y contribuyen al mantenimiento de los recursos forjando una constante de cuidado que influye en la separación, gestión y aprovechamiento óptimo.
4. Oportunidades de negocio en el reciclaje de metales
Gracias a la mejora de las tecnologías de clasificación y separación de metales, la industria del reciclaje puede separar los metales que requiere el mercado y crear mono fracciones puras, listas para el horno, que pueden utilizarse para la producción de barras, chapas o perfiles reciclados. Esto representa la posibilidad de comercializar productos metálicos reciclados con un mayor grado de pureza y supone una ventaja competitiva inigualable, ya que implica la colocación de grandes volúmenes de mercancías en circulación, beneficiando al mercado local pues, las empresas pueden satisfacer la demanda y, al mismo tiempo, contribuir a la reducción de las emisiones de CO2. En conclusión, el metal es un recurso esencial que debe reciclarse para garantizar un suministro constante, evitar la degradación del medio ambiente y mejorar la economía. La reutilización del metal reduce la contaminación, ahorra activos económicos, disminuye los residuos de materias primas, que van a parar a los vertederos y, evita el detrimento de los territorios para extraer nuevos metales primarios. A través de los procesos de clasificación y reciclaje adecuados, incluidas las últimas tecnologías de clasificación basadas en sensores, el reciclaje de metales puede alcanzar un nuevo nivel, ayudando así a la industria y al medio ambiente por igual.