Fijar las bases de una Economía Circular supone considerar estos ejes de actuación: producción, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias y reutilización del agua; y al mismo tiempo, la sensibilización y participación, la investigación, innovación, competitividad, la formación y el empleo.
La circularidad abarca a todos los sectores, incluso los más tecnológicos. Es justamente la tecnología una de las más susceptibles de todo el desarrollo de normas del Ecodiseño y el derecho a reparar.
Tener ciudades inteligentes, implica un despliegue de infraestructura interconectada, como también la construcción de costosas instalaciones técnicas. Además, se necesita realizar una planificación basada en criterios sostenibles y de reutilización de materiales.
A través de la Etiqueta Ecológica Europea, Ecolabel, el ciudadano puede informarse y conocer la vida útil de los materiales y productos, y su índice de reparabilidad. Ya desde Europa llegan noticias de un posible ‘pasaporte de materiales’, así también cómo definir objetivos u obligaciones de carbono para los hogares.
La Fundación Ecolum y el resto de las entidades que conforman Recyclia, ha avanzado en la eficacia de la gestión y en definir un modelo de trabajo de futuro. Según el informe sobre ‘Tendencias en la Industria del Reciclaje de RAEEs y pilas en España’, de 2020, España está sobre la media europea en tasa de reciclaje de RAEEs, según Eurostat, generando anualmente un Valor Añadido Bruto (VAB) de 955 millones de euros, lo que equivale al 0,8 % del PIB.
La Economía Circular no es una moda, sino un modelo económico definido y potenciado desde la Unión Europea que nos ayudará a preservar el planeta.
El Ecodiseño, por otra parte, es el nuevo parámetro que se impulsa desde la UE.
El desafío, según Ecolum, está en el uso de tecnología baja en emisiones de carbono, en que los productos sean reciclables y reutilizables y, en especial, convencer a todos los profesionales de la instalación y construcción que hay algo más que la estética y el precio.
Es importante destacar que la construcción es la responsable de más del 30 % de la extracción de recursos naturales, y en Europa, los edificios y las infraestructuras son los responsables del 40 % de las emisiones GEI.
Una construcción basada en criterios sostenibles, eficientes y circulares, también requiere exigencias adicionales, como definir requisitos basados en Economía Circular para todas las industrias y empresas que quieran acceder a programas de ayudas públicas, préstamos y líneas de crédito públicas, o que deseen licitar en concursos públicos.
Sin duda estamos frente a un futuro prometedor, donde especialistas como Ecolum: pueden ayudar en el camino hacia una Economía Circular con una gestión íntegra de sus responsabilidades medioambientales, reduciendo incertidumbres para transformarlas en oportunidades.