La industria automotriz avanza velozmente en el empleo de tecnologías sustentables en sus plantas de producción. ¿El futuro de empleos verdes considera beneficios laborales para los trabajadores?
Mientras la planta de ensamblaje de Lordstown Motors en Ohio, promete un futuro verde lleno de empleos. La instalación podrá producir cientos de miles de camiones por año, sin embargo, si bien los trabajos de esta planta pueden ser ecológicos, sus empleados no pertenecen a ningún sindicato.
Actualmente, la planta emplea a unas 500 personas y no está claro cuántos más empleados se unirán más adelante.
El aumento de la fabricación de vehículos eléctricos en los EE. UU. podría impulsar un crecimiento para los trabajadores, creando nuevos escenarios para la sindicalización, oportunidades de capacitación y mejores salarios. O, por el contrario, podría representar una disminución en los salarios, recortes en los beneficios, y una fuerza laboral menor.
Existe una clara incertidumbre acerca de si construirán estos vehículos, qué baterías llevarán, si tendrán que depender de otros países; si el trabajo será sindicalizado y bien pagado, si contarán con beneficios, etc.
Por otra parte, la industria automotriz la única que mira hacia lo sustentable. A escala global, esta transición de la industria a una economía verde da paso al futuro de nuevos empleos, que no necesariamente estarán en los mismos lugares, ni serán desempeñados por las mismas personas, ni ofrecerán los mismos salarios y beneficios.
Los defensores laborales reconocen que tales complejidades no pueden ser una excusa para no tomar acciones. Sostienen que en este momento debe verse como una oportunidad para crear los mejores empleos cuanto antes.
Actualmente, las empresas están seleccionando lugares basándose en una variedad de criterios, desde la geografía y el acceso al transporte hasta la fuerza laboral local.
Es cierto que fabricar un vehículo eléctrico es un proceso que requiere menos mano de obra que la necesaria para producir uno de sus homólogos a gasolina. Los fabricantes de automóviles estiman que se necesitará un 30% menos de mano de obra para producir un vehículo eléctrico que uno de gasolina, por lo que muchas empresas de la cadena de suministro que fabrican piezas para automóviles dejarán de existir por completo.
Eso genera nuevos problemas para los trabajadores que se quedan. Con menos oferta de trabajo y más personas buscando empleo, las empresas pueden intentar pagar menos a los trabajadores de la industria. Eso es difícil de realizar con los contratos sindicales actuales, pero muchas empresas automotrices ya han comenzado a subcontratar el trabajo a subsidiarias y socios que no están sindicalizados.
Por otro lado, es muy probable que, en el futuro, se requieran capacidades técnicas diferentes a las que suelen tener los empleados actuales de la industria automotriz. Ingenieros de software, químicos y expertos técnicos serán más requeridos, mientras que los ingenieros y técnicos que pasaron sus carreras dominando componentes como la transmisión encontrarán sus habilidades efectivamente irrelevantes.
Si bien la transición de la industria automotriz parece ser inevitable, la gran cantidad de trabajos sindicales bien pagados, con beneficios que el gobierno ha prometido, siguen siendo una posibilidad no garantizada.
El clima está cambiando y los trabajos también tendrán que hacerlo. El debate se centrará en la consideración de los derechos laborales y los cambios que esta transición traerá consigo.