El proyecto ecuatoriano “GelWear” tuvo como origen la fabricación de hidrogeles a base de celulosa extraída del bagazo de la caña de azúcar para ser utilizados en aplicaciones biomédicas, luego dio un gran giro hacia la fabricación de pañales.
Para ello, se aprovechan los residuos de la caña de azúcar, los que comúnmente son desechados y quemados, poniendo en grave riesgo al planeta.
El resultado es un producto elaborado de una tela similar al de las toallas sanitarias. Son fabricados manualmente y luego se adiciona una membrana desechable, biodegradable y súper absorbente. Esto hace que el pañal completo no se deseche, sino que puede lavarse y luego colocarle los aditivos biodegradables. Tras las pruebas realizadas se comprobó que tarda en descomponerse entre 3 y 6 meses y que ninguno de sus componentes causa irritación en la piel.
Los pañales que actualmente se comercializan en los distintos puntos de venta, son elaborados con derivados de petróleo y producen una alta contaminación. Se calcula que tardan hasta 500 años en descomponerse. Teniendo en cuenta que un bebé utiliza aproximadamente dos toneladas de pañales, esta solución reduciría considerablemente el daño ambiental.
Actualmente, el proyecto continúa avanzando en su patentamiento y su pronta salida al mercado.
