El modelo de negocio de fabricar prendas de moda, de bajo precio y calidad, ha sido muy exitoso para todas las compañías dedicadas a la moda, sin embargo, ha sido muy perjudicial para el planeta.
Un informe realizado por Global Fashion Agenda y Boston Consulting sobre la industria Pulse of the Fashion, indica que para 2030 el consumo mundial de ropa aumentará un 63% y aún no existe una práctica de economía circular en esta área. Hay que reconocer que muchas empresas desde hace mucho tiempo, están ofreciendo algunos programas de devolución y de promoción de donaciones a organismos benéficos, pero esto no resulta suficiente como para evitar el daño al medioambiente.
En Escocia, El Proyecto de Ley de Economía Circular de Escocia, suspendido por la declaración de la pandemia de COVID-19, Prevé acciones sobre el rubro de la moda rápida, así como sobre la notificación de excedentes de existencias, e incluso Escocia ofrece financiar a través del gobierno a aquellas empresas que deseen investigar opciones de economía circular.
Muchas de ellas ya están realizando grandes cambios. Por ejemplo, una empresa de Lanarkshire se dedica al alquiler de indumentaria, otro fabricante de Tayside, que elabora prendas de cachemire, investiga el uso de los recortes de lana para refabricar, y finalmente un servicio de ropa para niños y bebes situada en Edimburgo, brinda la posibilidad de regresar un paquete de vestuario para niños de hasta 3 años, una vez que el infante crece y ya no la utiliza, reemplazándolo por ropa nueva de mayor tamaño.
