Algunas marcas pueden estar consumiendo pellets vírgenes en vez del reciclado para seguir sus planes de sustentabilidad. ¿La razón?, el alto costo del plástico reciclado, lo que ha hecho que algunos fabricantes introducen en su mezcla plástico virgen barato y venderlo como material 100% reciclado.
Esta dinámica ha sido una acción recurrente de China, según fuentes de la industria del reciclaje. El colapso que ha producido el coronavirus en el precio del petróleo ha llevado el precio del plástico virgen a un nivel récord a la baja.
Por ejemplo, el precio del PET ha caído a unos 500 – 600 dólares por tonelada, mientras que el precio de las escamas de PET reciclado está en 1,000 dólares por tonelada.
El director ejecutivo de Fukutomi Recycling y presidente de la Asociación China de Chatarra de Plásticos, Steve Wong, aseguró que no era que era muy seguro que algunos recicladores mezclaran materiales vírgenes con contenido reciclado postconsumo.
Eco-Business, que es una fuente de la industria del reciclaje chino, afirmó que las bolsas reutilizables ‘ecológicas’ hechas en China y vendidas en todo el mundo son un producto que seguramente no es realizado con materia prima reciclada.
Otra razón que ha orillado a los transformadores de China a utilizar materia prima virgen es que las bolsas reutilizables generalmente están hechas de una mezcla de PET y polipropileno (PP). Pero a medida que el precio del PP, el plástico utilizado para hacer máscaras faciales y otros equipos de protección personal, se ha disparado en los últimos meses en medio de la pandemia por COVID-19, las fábricas en China han cambiado a PET más barato para fabricar las bolsas, mezclando material virgen y reciclado.
A esto se le suma que es casi imposible que los consumidores sepan la diferencia entre ambos materiales sin pruebas de laboratorio, por lo que es necesario que las compañías que compran polímeros hagan las pruebas necesarias.
Los propietarios de marcas como Mars, Nestlé, Unilever o Coca-Cola son los que habitualmente se culpan por la contaminación de los océanos y tienen altos compromisos de sostenibilidad, por lo que son susceptibles de caer en estos engaños. Para ellos es necesario una verificación del material por parte de un tercero. Por ejemplo, puede tener una certificación integral de plástico reciclado realizada por OceanCycle, una empresa social con sede en Washington DC. Esta proporciona la trazabilidad documentada de la cadena de custodia, desde donde el plástico es recogido por los recicladores informales en las zonas costeras, hasta el punto de entrega.
Esta empresa certifica mil toneladas de plástico reciclado, el equivalente a 40 millones de botellas de bebidas al mes, pero apunta a certificar 10 veces ese volumen a medida que el mercado se recupera después de COVID-19.