Residuos de la Ciudad de México, con un valor superior a los 13 mmdp

Los residuos de las casas o de las industrias son considerados por muchos como “basura”, pero la realidad es que tienen un valor y un potencial enorme para el desarrollo social y económico de muchas comunidades. Los materiales, al ser introducidos en procesos de reciclaje y reconversión, vuelven a ser útiles en la cadena de producción y consumo, por lo que la “basura” que generamos día a día tiene un alto valor al ser clasificado y acopiado de forma correcta, de acuerdo con Sabo Tercero, integrante de la campaña Vida Circular.

Se estima, de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que cada hogar genera diariamente residuos por un valor cercano a los cuatro pesos[1], lo que a simple vista puede parecer poco, pero multiplicado por todos los millones de habitantes que hay en las grandes urbes, suma cantidades por más de 35 millones de pesos únicamente en la Ciudad de México. De esta forma, la “basura” generada en esta ciudad tendría un valor de más de 13 mil millones de pesos al año.

Si bien no todos los residuos pueden volver a ser aprovechados, como los desechos orgánicos, materiales mezclados o mal clasificados, la mayor parte de lo que se genera en los hogares sí puede reciclarse, como el cartón, vidrio y sobre todo el plástico. “El plástico, al ser un material ligero, compacto y altamente reciclable bajo los contextos adecuados, adquiere un valor clave para el desarrollo económico que deriva del aprovechamiento de materiales post consumo” comentó el experto en Innovación para el Desarrollo Sustentable.

Es aquí donde entran los recicladores, transformadores y pepenadores, actores que juegan un papel muy importante en la cadena de recolección.  Son ellos quienes, en ocasiones de forma independiente o a través de alianzas con empresas dedicadas al reciclaje, recolectan los residuos plásticos generados en las grandes ciudades y los llevan a los puntos de acopio o reconversión. A diferencia del cartón, que se desgasta rápidamente por las condiciones climáticas, o el vidrio, que tiene un mayor peso y en consecuencia requiere mayores tiempos de traslado, el plástico puede ser recolectado de forma mucho más eficiente por las fuentes de acopio. “Como sociedad, debemos valorar la labor de los recicladores, transformadores y pepenadores en el día a día, puesto que, sin ellos, el proceso de reciclaje no existiría” agregó Sabo Tercero.

Un ejemplo del valor de la “basura” se puede ver en Toluca, Estado de México, donde se ubica la Industria Mexicana de Reciclaje (IMER), primera planta de reciclaje botella a botella de América Latina y que es una empresa conjunta entre Alpla México, Coca-Cola México y Coca-Cola Femsa. Ahí, cada día se reciben cerca de 41,500 toneladas de PET provenientes de la zona centro de México, para su limpieza, procesamiento y conversión en material para hacer nuevas botellas de plástico. Este tipo de instalaciones permiten que la “basura” deje de ser sólo eso, y se convierta en un foco de desarrollo social y económico que permite a los materiales dejar de ser contaminantes y seguir siendo utilizados en la cadena de producción y consumo.

Como parte del modelo de Economía Circular, la campaña Vida Circular invita a que desde cada eslabón de la cadena de valor se forme parte de este nuevo modelo: las empresas desde los materiales y el diseño de los productos y empaques o invirtiendo en más y mejores plantas de reciclaje; los consumidores involucrándose en la separación de residuos desde casa y los gobiernos con leyes e infraestructura necesaria para el reciclaje.