Un grupo de investigadores egresados de la UNAM, con el apoyo de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECITI) implementaron un sistema en el que comerciantes del mercado público situado en la Delegación Milpa Alta de la Ciudad de México separan y recolectan sus desechos orgánicos para transportarlos a una planta de tratamiento que genera energía eléctrica, biogás y composta utilizable en cultivos de la zona.
Luego, los desperdicios recolectados son trasladados a un contenedor de trituración, para pasar a un digestor hermético de 4 metros de diámetro y 8 metros de altura. Allí, a través de una sepa de microorganismos, se realiza el procesamiento biológico de los residuos.
Para el correcto funcionamiento del dispositivo se necesitan especiales condiciones de presión, y un nivel determinado de acidez (pH), y el digestor requiere de 50 a 70 grados centígrados de temperatura para funcionar adecuadamente, para que las bacterias puedan degradar los residuos para generar biogás.
El digestor termofílico elabora dos productos: biogás, que se canaliza a un moto-generador para quemarlo y producir electricidad; y un lodo biológico que se genera gracias a que las bacterias se alimentan de la parte sólida de los desechos y dejan un “caldo de nutrientes”, similar a la composta, que luego de deshidratarlo, puede usarse para el mejoramiento de los suelos en cultivos de los productores.
Actualmente la empresa cuenta con veinte solicitudes de protección para los proyectos desarrollados, registradas ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, y cuatro de ellas ya se encuentran en la etapa de examen de fondo. Próximamente se estarán otorgando los títulos de concesión de las mismas.